lunes, 31 de marzo de 2008

Tres Puntos... PUBLICACIONES

En un lapso relativamente breve se han publicado varios documentos relacionados con temas sensibles al arte. El Juego de Hacer Dibujos. Dibujo infantil de Efraín Recinos 1933-1939), La Hija de los Nawales, El Bosque Urbano, guía de árboles de la Ciudad de Guatemala; 01 Art Déco, Guía de Edificios Art Déco de la Ciudad de Guatemala; El Gukumatz en Persona y El Libro de Manolo Gallardo, entre otros. De los dos últimos tengo preparadas reseñas que aparecerán próximamente en este espacio.

La edición del décimo aniversario de la Revista Galería también presentó otro significativo aporte. En este caso enfocado a distintas disciplinas como la danza, música, teatro callejero, que quedaron bajo la responsabilidad de varios profesionales como Sabrina Castillo, Paulo Alvarado, Doryan Bedoya o Léster Godínez, entre otros. Las artes visuales fueron coronadas por un extracto del significativo libro Arte Contemporáneo Occidente – Guatemala (de Josefina Alonso de Rodríguez) y colaboraciones de Estuardo Cuestas Morales, Thelma Castillo, José Mario Maza y mi persona.

La revista adquiere importancia singular ya que, en el tema de las artes visuales, la información sigue siendo dispersa, además de escasa. La panorámica fue matizada desde distintas perspectivas con la intención de que se permitiera abrir sus temas a discusión. Al mismo tiempo de formar criterios, deja registros sobre artistas y las temáticas que les han servido de referente. Siglo XX y XXI se amarran a partir de un corredor histórico que permite trenzar antecedentes para vislumbrar una historia coherente de la evolución de las artes del país. Un estilo lleva de la mano al otro y un artista, salvo contadas excepciones, se forma a la vera del otro.

Desde los extranjeros que vinieron en el siglo XIX y sus discípulos: Agustín Iriarte, Enrique Acuña Orantes y Moncrayón -considerados entre otros como el enlace entre ambos siglos- pasando por creadores ya de la centuria pasada como Rafael Yela, Carlos Mérida, Antonia Matos, los artistas revolucionarios, la generación del sesenta, los imaginarios, hasta los artistas del nuevo milenio -que están configurando una nueva visión de lo contemporáneo- la revista cubre más de cien años de las artes plásticas del país y rinde tributo con ello a tantos protagonistas como una publicación de esta naturaleza puede hacerlo.

En lo gráfico, según se aprecia a simple vista, los editores se encaminaron por la vía de lo inclusivo y por lo mismo, el abanico de posibilidades es abundante, exhaustivo y complementa, con creces, las opiniones de los autores invitados. Entre lo que más resalta está la noción de la existencia de distintos colectivos que operan en la República y cómo estos han hecho destacar la producción de las comunidades a las que pertenecen. La guía de centros y actividades culturales completan el mapa. A ello se suma la visión del arte popular y asociaciones diversas. Para los más neófitos también incluye un glosario que puede servir de guía para entender la terminología global que acompaña el escenario creativo.

lunes, 24 de marzo de 2008

José Domingo Beltethón

Mi última columna (lunes, 10 de marzo) la rematé con una breve alusión acerca del sensible fallecimiento de este estimado amigo y artista.

Embajador del arte cobanero por varios años, murió luego de una penosa enfermedad. De nuevo, debo subrayar, el medio cultural está de luto. Poco más de una semana antes había fallecido otro artista poco más joven, también de aquella comunidad artística: Adalberto Caal.

Beltethón efectuó su formación en México. Primero en el Centro de Investigaciones y Experimentación Plástica y poco después en la célebre Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda. Antes que él estudiaron allí Juan Antonio Franco y Rina Lazo (ambos artistas formados en Guatemala previo a la revolución guatemalteca de 1944).

De su trabajo artístico encontré un acercamiento realizado, seguramente, por Rosario Domínguez (Juannio 1992). En éste expresa que José Domingo Belthetón fundamentaba su “trabajo en la estilización y la geometría. En el campo de la pintura” realizó “expresivas estilizaciones de tecolotes, hasta el grado de convertirlos en símbolos de lo prehispánico, que” contrastó “contra un fondo de cúpulas y cimborrios. Un color azul profundo funde las fragmentaciones del espacio y la disparidad de los elementos en una atmósfera densa que, quizás alude, al proceso fatal de la mezcla de dos culturas. En el campo de la escultura el papel integrador del color lo” asumió “la coherencia del diseño”.

En efecto, la obra en bulto de este autor era una superposición de elementos que sobresalían tanto por su composición como por el misterio que emanaban sus personajes. Rodeado de exuberante flora y fauna. Beltethón se enfocó, en los últimos años en crear formas geométricas alrededor de los búhos que patinaba en frío. El misticismo que estos personajes emanan, aunado a su nocturnidad, proporcionaron elementos que fascinan a sus coleccionistas. Hace algún tiempo, patrocinado por la Fundación G&T Continental y Cementos Progreso, S.A., participó con mucho entusiasmo en la realización de algunas obras en concreto. Una de ellas, creada a partir de varios tecolotes de gran dimensión. Ésta se exhibe permanentemente en los jardines del Hotel Villas Antigua.

En el campo de la gestión fue muy activo. Su labor en la Escuela Regional de Arte Alfredo Gálvez Suárez, apuntalada junto a otros artistas también importantes, se volcó en esfuerzos loables para promover, sostener y socorrer las deficiencias económicas en las que el Ministerio de Cultura mantuvo a la institución casi desde su fundación. Conferenciantes, maestros e invitados de otras comunidades fueron a complementar contenidos, a su llamado, a la cabecera departamental de Alta Verapaz. También fundó, su propia academia.

En el caso de la colectiva itinerante Últimos Diez Años de la Plástica Guatemalteca, demostró una diligencia que atrajo grupos considerables de público. De su mano fuimos de Casa D´ Acuña, en dónde realizamos sanas tertulias. Siempre prudente y poseedor de un don de gentes especial, este hombre va a ser recordado por los que tuvimos el privilegio de compartir con él. Descanse en paz.

lunes, 17 de marzo de 2008

Josefina Alonso de Rodríguez (Cierre).

Para terminar el tema de Josefina Alonso de Rodríguez cito el final de la carta del licenciado Horacio Rodríguez. Aprovecho para referirme a dos temas que no puedo soslayar.

“Esta hermosa relación de Josefina con Guatemala y, especialmente con las Universidades del país, fue puesta de manifiesto en el homenaje que la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos de Guatemala, con motivo de la celebración de sus 50 años de fundada, le ofreció, en vida, el 26 de octubre de 2007, en el que le hizo entrega de un significativo diploma en el que se expresa que el reconocimiento que se le hace como ex docente de la Facultad en sus inicios, es por su aporte a la enseñanza de la Arquitectura en Guatemala, así como la distinción que se le brindó en la funeraria al llegar una comisión de la indicada Facultad que, después de pedirnos nuestra autorización a mis hijos y a mí, colocaron sobre su féretro, la bandera de la Universidad de San Carlos de Guatemala y la de la Facultad de Arquitectura de dicha Universidad, en representación de la cual el Arquitecto Raúl Navas pronunció las palabras en las que presentó las condolencias de la Facultad y las de él en lo personal, todo lo cual nos llenó de un legítimo orgullo”.

Repito. Por la importancia que doña Josefina ejerció para la investigación y educación del país. Su forma directa de afrontar situaciones y la honestidad al verter sus conocimientos, sumado al cariño y el respeto que siempre me infundió con su calidez, energía inagotable y ascendencia, se hacía necesaria y justa esta aclaración.

HOMENAJE A JOSÉ LUIS ÁLVAREZ
Auspiciado por el Colegio Mayor de Santo Tomás de Aquino, Casa Santo Domingo y Mosaico Cultural se presentó recientemente al público una retrospectiva que reúne algunas de sus obras recientes (de los años setenta al presente). Este nonagenario autor, que dicho sea de paso está en el gozo absoluto de sus facultades mentales y artísticas, debe ser considerado como el último maestro vivo de la luz. Considerado entre los mejores creadores académicos del paisaje, Álvarez fue discípulo, y más adelante condiscípulo, de artistas como Humberto Garavito y Antonio Tejeda Fonseca.

Último maestro de la luz… la aseveración suele inquietar a pintores más jóvenes pero, en realidad, lo que hace es afirmar las capacidades que el propio Luis Álvarez honra en sus lienzos. Y es que si se va a hablar de “Paisaje” (con mayúsculas) hay que ir a observar la panorámica que el artista plasmó desde el Cerro de la Santa Cruz apenas hace un año. Esta pintura no sólo capta un verdor esplendoroso, magistralmente matizado, sino que ofrece una visión expectante del horizonte. Más allá de la fórmula y los procesos que artistas menos expertos no conocen, este óleo pareciera confirmar que el paisaje no sólo no ha muerto, si no que puede maravillarnos todavía.

JOSÉ DOMINGO BELTETHÓN (1950-2007)
El pasado jueves 13, en la madrugada, falleció este creador cobanero. Su trabajo en la Escuela Regional Alfredo Gálvez Suárez, la producción escultórica y pictórica, son poco conocidas en la ciudad capital por la discreción y humildad que le caracterizaban… (Continúa).

dgmonsanto@hispavista.com

lunes, 10 de marzo de 2008

Josefina Alonso de Rodríguez (II parte)


El lunes 4 de febrero, al leer mi columna sobre Josefina Alonso de Rodríguez, caí en cuenta en algunos errores históricos cometidos por mí al levantar el texto y que me llevaron a asumir conceptos equivocados.



Dos días después, para alivio de mi conciencia, me llegó una carta del licenciado Horacio Rodríguez que corregía mi falta de acuciosidad. Misiva que aprovecho para compartir con mis lectores y los amigos de doña Josefina que sienten su ausencia. De la nota omito, únicamente, la cálida introducción y un personal párrafo interior.


“…me permito rogarle, muy respetuosamente, se sirva permitirme aclarar un aspecto de su hermoso artículo y es el que se refiere a que Josefina vino a Guatemala, "escapando del régimen comunista" de Cuba y que tuvo en Guatemala un "estatus de inmigrante", todo lo cual no es cierto, pues ella vino conmigo a Guatemala en la culminación de una hermosa historia de amor que se inició cuando ella y sus compañeros de la Universidad de La Habana lograron reunir en Cuba una ayuda para aliviar la situación que se había creado en Guatemala como consecuencia del temporal de 1949.


Yo, en compañía de otros estudiantes de Derecho de la Universidad de San Carlos, visitamos al doctor Juan José Arévalo, presidente de la República, y le solicitamos su ayuda para viajar a Cuba, en un gesto de agradecimiento a los universitarios cubanos, por la ayuda que recaudaron y que trajeron a Guatemala en un avión cubano.


El doctor Arévalo nos otorgó la ayuda que le solicitamos permitiéndonos viajar en un avión de la Fuerza Aérea y así viajamos a Cuba una treintena de estudiantes de Derecho, uno de Ingeniería, uno de Medicina y uno de Odontología, todos ellos después, distinguidos profesionales.


En el aeropuerto de La Habana nos recibieron los estudiantes que habían venido a Guatemala, en el avión que trajo la ayuda, y Josefina, quien colaboró en la recolección de la ayuda pero a quien sus padres no autorizaron para venir a Guatemala con sus compañeros.


Los compañeros cubanos nos presentaron a ambos y en ese momento se inició entre nosotros una linda historia de amor que culminó en un noviazgo que duró más de un año, al final del cual ella vino a conocer a mi familia y posteriormente yo fui a Cuba nuevamente y nos casamos por la Iglesia. Durante nuestro matrimonio fuimos bendecidos con tres maravillosos hijos y once, también maravillosos, nietos.


(…) Esta nota significa mucho para mí, puesto que considero mi deber, además de agradecerle a usted sus conceptos, dejar claro cual fue la única y hermosa razón de su llegada a Guatemala, y que el amor de Josefina hacia Guatemala, que inspiró sus obras, sus enseñanzas en los Colegios y Universidades del país y las numerosas y grandes relaciones que mantuvo siempre con artistas, escritores, historia-dores, estudiantes, profesionales, institu- ciones, periodistas y, en general, con todo lo que representó y representa en Guatemala, lo mas noble y creativo, la llevó, tan pronto pudo llenar los requisitos correspondientes, a solicitar y obtener la nacionalidad guatemalteca, honor que siempre llevó con dignidad”. (Continúa).

lunes, 3 de marzo de 2008

El arte de hacer el tonto

Es indudable que los lenguajes visuales han evolucionado para bien. Dejando de lado los medios que utilizan los artistas, obras, referentes —que en algunos casos parecieran ya ser de uso universal por la facilidad con la que se apropian de las ideas de otros… (Hasta el nivel del descaro)—, a la formación del público, que aprecia o repudia su trabajo, es evidente que en el presente todos los intermediarios involucrados entre emisor y receptor son quienes tienen la última palabra sobre qué es el arte.

Quiénes son estos protagonistas de segunda línea que restan (o dan dimensión) al artista y su creación y orientan (o todo lo contrario) al observador. Bueno, desde el escenario del trasiego de obra son los llamados gestores y promotores. Los que venden, se mueven en los espacios representados por galerías de arte nacionales y extranjeras, museos, marchantes individuales y otras entidades de impacto cultural que juegan un papel concreto en la difusión del producto creativo. En el caso de las fundaciones culturales, lucen su altruismo convirtiéndose en paladines, que son parte organizada de un sistema que promueve y justifica desde otras perspectivas, el trabajo de los productores. Integrado a la visión, el gestor es quien logra, a partir de la búsqueda de donantes y enlaces, la base para la elaboración de proyectos imposibles de financiar en otras circunstancias. Es, este segmento, un universo simbiótico y eficiente.

En otro plano de más privilegio y de absoluto poder, se encuentran los curadores. Estos han desempeñado un rol protagónico en función del ordenamiento de ideas y de la presentación de muestras más coherentes. Su presencia ha reordenado el mundo expositivo desde perspectivas sobresalientes. Destaca la creación de guiones científicos que toman como base la selección de obras que facilitan la lectura de cada colección a través del trabajo del museógrafo. Sería impensable hoy en día una exhibición que no fuera matizada desde la perspectiva de los curadores.

Sin embargo, no todo son flores para estos profesionales. Hay un malestar que hace eco desde otras comunidades extranjeras y que acá se menciona por lo bajo. De hecho ya se acuña el título transnacional de “curador tirano” o “curador dominante” para aquellos que, como dictadores autócratas, desarrollan sus propias ideas a partir de peones (“sus” artistas). Cuando los curadores elaboran su misión desde el campo de gestión, promoción y mercadeo de trabajos, ya sea por jugosos beneficios, la colocación de obras en colecciones particulares o estatales, su papel es discutible. Aquí se agudiza el prurito ya que por ser juez y parte es muy fácil ser negligente con sus intereses, validados por él mismo en el eficiente esquema de los circuitos de poder en los que tiene voz y voto. Por el otro lado, podría llegar a ser muy severo con los que no están en su jugada. Es factible encontrar especialistas objetivos que manejen bien y con equidad sus responsabilidades. Pero las suspicacias siempre se despiertan. Al final quienes más importan son los propios artífices, su trabajo y el público, lo demás podría caer en el arte de hacer el tonto.