lunes, 28 de abril de 2008

Luis Díaz en persona

Desde hace algunos meses tengo en mis manos un ejemplar dedicado de El Gukumatz en Persona (nombre que hace referencia a una de sus piezas más conocidas por haber destacado y ganado premio en la Bienal de Sao Paulo en 1971). Esta compilación construida a partir de textos relacionados con la producción artista de Luis Díaz, contiene varios elementos históricos que le confieren una categoría especial como libro de consulta y lo convierte en una verdadera rareza en el medio.
Tal y como es la personalidad de Luis Díaz, no escuchó consejos de nadie y editó el tratado a su manera, sin diseñadores. Entonces ¿qué es lo primero que destaca en el trabajo? El perfil del artista. El compendio, que pudo haber resultado más un cuaderno de recortes armado a rajatabla, se destaca porque realmente no se parece a ninguno otro en circulación y el resultado visual fue más que efectivo. Cálido, por la sencillez de su estructura y fácil de utilizar, por la manera meticulosa en la que sus contenidos fueron sumados uno a uno.

Invitaciones, comentarios en catálogos, crónicas, entrevistas y críticas de prensa, van sumando información a partir de 1964. Una sólida historia continuada en la que se adiciona el registro de proyectos concretos como integraciones a edificios, diseño de muebles y casas, pinturas, murales y otras propuestas de carácter conceptual que se adelantan con mucho a varias de las del presente (ello, dando por descontado la sustancia que las acompaña).

El universo de Luis Díaz es, entonces, su producción y con ella los cuarenta y tantos años de experiencias narrados en trescientas cincuenta páginas. Otro aspecto interesante del recorrido es que está escrito realmente por infinidad de autores quienes, desde sus propias perspectivas y realidades, desentrañan la naturaleza creativa del aludido. Luz Méndez de la Vega, Edith Recourat, Manuel José Arce, Marta Traba, Alfredo Chamier, Tasso Hadjidodou, Miguel Flores Castellanos, Irma Flaquer, Juan B. Juárez, Dina García de Deman, María Eugenia Gordillo, Mario Monteforte Toledo e Irma Lorenzana de Luján, para citar algunos cuantos profesionales, son parte de las firmas que con sus análisis respaldan el trabajo.

Danny Schafer decía que los seres humanos somos el producto de la educación recibida entremezclada con la dinámica de nuestras relaciones interpersonales. El valor añadido de este trabajo es precisamente que, junto con lo que el artista ha producido, van incluidos una serie de comentarios sobre otros artistas y personalidades del medio cultural de Guatemala de todos los tiempos. Esto permite situarlo en un escenario más amplio y al mismo tiempo hacer visibles a otros artistas que, por distintas razones, no son perceptibles por la falta de libros disponibles que narren completa la historia del arte contemporáneo de Guatemala.

Por lo anotado y como ya dije al principio del presente artículo, este libro es una fuente indispensable de consulta. Sus contenidos podrían ahorrar horas de trabajo de hemeroteca.

dgmonsanto@hispavista.com

lunes, 21 de abril de 2008

El Áttico y veinte aniversario

Como quien dice nada ya han pasado dos décadas desde que Luis Escobar y mi persona inauguramos El Áttico. Yo no tenía cumplidos los veinticinco y él estaba en sus veintisiete. Uno Maestro de Educación Especial y el otro Abogado y Notario.

¿Quién se lo iba a imaginar? Del estudio de mercado que realizamos por aquellas fechas seguimos todos los consejos excepto uno. Entre los primeros estaba la locación, el complementar la actividad con la venta de antigüedades y ponerle al nombre elegido con la “t” extra (como correspondía a los diseños de marca de aquella época). La indicación que no escuchamos fue la de abrir otro tipo de negocio… El sondeo de factibilidad indicó que lo más que aguantaríamos abiertos era un año. Qué equivocados estaban.

El proceso de evolución nos ha llevado todo este tiempo y continuamos en esa vía sin dormirnos sobre los laureles. De no desarrollarnos a la par de las nuevas tecnologías y los requerimientos de cada época, ya nos hubiéramos quedado en el camino hace rato. Una cosa llevó a la otra y sin darnos cuenta la galería era ya un centro cultural en total convivencia con otras entidades. Hay que decirlo con orgullo; estos convenios –estratégicos para utilizar la jerga del presente- se han fortalecido y desarrollado más allá del frío ámbito de los negocios. Los lazos de amistad han hecho que cada trabajo desarrollado sea un verdadero y grato recuerdo.

En una entrevista reciente, por separado, nos preguntaron ¿qué era lo que más nos llenaba de todo este tiempo? Los dos contestamos lo mismo, sin ponernos de acuerdo: las personas que hemos conocido. Tanto artistas como mortales que aprecian el arte y sumado a ellos, una serie de personajes que transitan alrededor nuestro y que conforman un universo diverso que va desde don Fulgencio (que cobra la basura mes a mes), el octogenario que nos lleva la Prensa Libre, los señores del Agua Salvavidas (que se pelean para subir el tambo de agua a mi oficina para ver los desnudos de Gallardo) o don Sergio López que atiende a nuestros visitantes cuando se nos ocurre hacer un cóctel. Todos son importantes y lo saben.

En el camino conocimos a gente que nos quiso de verdad y que dentro de sus propias complejidades fueron honestos y abiertos. No podremos olvidar nunca a Dagoberto Vásquez y a Anamaría de Maldonado (nuestros padrinos oficiales)… Daniel Schafer, Roberto González Goyri… la calidez de Enrique De León Cabrera, Julio Urruela (a quien conocimos en la casa de nuestro entrañable amigo Luis Álvarez) y hasta Elena Más o Yolanda de Ralda y otra serie de personajes que nos marcaron positivamente. Ni qué hablar de los que están vivos y que hoy son pilares que nos acompañan en el apuntalamiento del sin fin de actividades que conforman nuestra realidad presente.

Veinte años. Asusta pensar en lo rápido que pasan días y da miedo meditar en los otros veinte que nos esperan que, por cierto, ya nos atraparán en la tercera edad. Sin embargo con las energías que poseemos, el amor a lo que hacemos, creemos que nos alcanzarán para eso y más. Este medio es el único del que podemos echar mano para agradecerles a todos su apoyo y compañía… así es que: gracias.

lunes, 14 de abril de 2008

MANUEL CORLETO

De nuevo y en menos de quince días, me toca escribir otra nota sobre un artista fallecido: Manuel Corleto.

Investigando contenidos sobre su vida y obra encontré un documento proveniente de una conversación entre él y Edward Waters: “Nací en ese lugar –Escuintla- porque mi padre trabajaba para una compañía que encontraba agua y abría pozos. Pasé los primeros siete años de mi vida en lugares completamente áridos y sin agua, porque el trabajo de él era precisamente encontrar el agua. Eso de alguna manera siempre ha marcado mi vida en el sentido de que la primera memoria que tengo es del mar, de la playa, del sol, del calor, del trópico, en fin.” Si se ha de pensar de una manera poética, esa primera evocación fue la última con la que también cerró su ciclo de vida.

Mayro de León me sugirió una idea que me dejó pensativo. Me dijo que su muerte lo definía como un verdadero héroe y que estos eran aquellos que arriesgaban su integridad por salvar otras vidas. Eso fue precisamente lo que Manuel Corleto hizo y más. Le salvó la vida a su hijo y con eso se convirtió en padre dos veces ¿Qué mejor memoria que pensar que nuestro papá nos pueda regalar una segunda oportunidad de vivir y seguir creciendo para ser mejores cada día? El trabajo del hombre, en esta tierra, está constituido precisamente por misiones.

Su carrera creativa estuvo marcada por múltiples inquietudes. Las artes visuales le llevaron tempranamente a la Escuela Nacional de Artes Plásticas (no encontré registros) y a la Universidad Popular. En este último lugar sintió el llamado de las tablas y afianzó, según los pensamientos que él expresaba, su amor por la literatura. El resto lo llevó de la mano a maestros que marcaron su vida teatral para siempre. Entre ellos Manuel José Arce, Hugo Carrillo y el hermano de éste, Raúl Carrillo.

Como dramaturgo se adjudicó cuatro premios en los Juegos Florales de Quetzaltenango entre 1969 y 1972. Hazaña que lo convirtió en “Maestre” de esas contiendas junto con Víctor Hugo Cruz, Rubén Nájera, William Lemus, Julio Díaz Escamilla y Carlos Véliz (de El Salvador) que son los únicos que han conseguido hacerse del premio esa cantidad de ocasiones. Si se toma en cuenta que comenzó a escribir en 1963 y que además de lo ya listado también ganó múltiples certámenes dentro y fuera de las fronteras de Guatemala, se puede colegir su importancia para la historia. Imposible listar su producción en un espacio de esta naturaleza. Entre sus éxitos más recientes cuenta el “Ejercicio de Teatro Continuo” basado en el trama “Indio, Patria y Libertad” de José Martí, realizado a finales del siglo pasado.

Polémico. Amado y odiado. Admirado y envidiado. Manuel Corleto es uno de esos personajes difíciles de olvidar porque marcó, con su estilo personal, a varios artistas que hoy podrían visualizarse como producto de su escuela y tesón. No fue sorprendente ver que en ese último trance hubiera tantas personas acompañando a Patricia Orantes (su viuda) y a sus siete hijos. Descanse en paz.

lunes, 7 de abril de 2008

Manolo Gallardo en el MUNAM

Desde el 25 de marzo (hasta el día de ayer) se pudo apreciar, en las instalaciones del Museo Nacional de Arte Moderno, la muestra más reciente de Manolo Gallardo. Este hombre corona con la exposición Expresiones el primer medio siglo como artista profesional y refrenda, con la producción, su papel protagónico en la historia del arte del país. En este caso específico, a través del retrato.

Su pintura debe ser entendida como oficio desde el punto de vista técnico y como pasión a partir de la amplitud que le ofrece el estilo desarrollado. Combinaciones que en él pueden tornarse explosivas. Como corresponde a un creador de su generación su formación fue muy sólida y basada en el respeto absoluto de los más altos valores académicos. Premisa que incluye la investigación del tema que le interesa, su registro y algo más… Ese algo más es precisamente lo que lo diferencia y lo señala. Él anota en la invitación que “todo es pintable, aun lo que no existe”. De hecho, de los artistas que dicen haber estudiado en la Real Academia de San Fernando de Madrid, él es el único del que hay registros fehacientes en la propia entidad y resultados a la vista.

La obra de Gallardo es muy variada y debe ser entendida desde múltiples facetas. Ésta, no gusta siempre a todo el mundo porque Manolo suele meterse en temáticas tenebrosas, que por lo general tocan y fuerte. Son muchas las veces que sus cuadros han causado revuelos y desasosiegos. Hay que recordarse, sólo para registrar algunos ejemplos, de Autopsia de Jesús resucitado (entre varias de sus iconografías cristianas), otras tantas pinturas que pertenecen a la serie del terremoto de 1976, el Último bufé y Las tres desgracias que se suma a otros trabajos de valerosa crítica a funcionarios corruptos y cómo no, genocidas y ladrones.

Iglesia, personajes históricos, exaltaciones a la belleza (la mujer es la musa constante en su creación), sujetos mitológicos o históricos. Su referencia siempre está fundamentada y por lo general, focalizada en un entorno inteligible para aquel que posee cierta cultura. En el MUNAM resaltó una nueva generación de modelos femeninos jóvenes en la que se manifestó con pinceladas muy sueltas, expresionistas y ricas en pigmento. Un ejercicio en el que seguramente se divirtió retándose a sí mismo. Tres o cuatro varones cerraron el conjunto y entre ellos destaca el que se robó la atención del público por el énfasis magistral utilizado en su ejecución: se trata del retrato más reciente de Tasso Hadjidodou. La pintura no sólo registra con justicia a este entrañable personaje, sino que denota la capacidad única de este pintor. Dicho sea de paso, Gallardo también es escultor.

El día de la inauguración, la Fundación Monteforte Toledo, le entregó un libro que recopila una buena parte de su legado a Guatemala. El texto principal, escrito por Mario Monteforte. Éste documento está acompañado por comentarios del autor que enriquecen lo visual y permiten un acercamiento más íntimo con el artista.