lunes, 3 de agosto de 2009

Estrenamos mañana


Desde que comencé a hacer teatro, en 1982, mi vida ha sido una mezcla de aprendizajes constantes. Esta senda artística está plena de buenos directores y compañeros talentosos.
No puedo más que anotar que he tenido muchísima suerte. Los libretos han sido diversos y con temáticas variadas, con resultados que siempre aterrizaron en lo humano y todos sus matices, tanto cómicos, como dramáticos.
Desde que llevé a escena La importancia de llamarse Ernesto, Eva Perón y más adelante Textos de adolescentes para adultos, todas con el apoyo y experiencia de Wanda Gabriela Ramírez (compañera escénica y amiga de toda una vida), hubo un resurgimiento de motivaciones y necesidades que estábamos manejando ya una década atrás, con la supervisión de maestros como Luiz Tuchán o la desaparecida Consuelo Miranda.
Fue con Textos que se conformó Aquelarre Teatro Contemporáneo, y con él un equipo que se ha ido enriqueciendo en recursos con rapidez inusitada. Hoy, los integrantes activos del colectivo: Raymundo Rosales, Roberto Arana, Daniela Castillo, Julio De León y un servidor, no salimos de un trabajo y ya empezamos otro. Pero, más importante aún, somos fortalecidos con el apoyo de otros artistas consolidados como Gretchen Barnéond, William García-Silva, Vallardo Díaz, Silvia Carolina Obregón, Carlos Estrada o Francisco Trujillo, entre otros, que creen en nosotros y en lo que producimos.
1649 me acercó a un viejo amigo y compañero de las tablas: William García-Silva. Obviamente el intercambio de inquietudes se convirtió en flujo de ideas durante el desarrollo de Esto no es una pipa. La seguridad de William respecto de que estábamos haciendo arte y su manifiesto interés en que uniéramos fuerzas nos llevó a soñar con un proyecto más ambicioso que los que habíamos hecho hasta el momento. Quien nos despertó del sueño y nos puso a trabajar en serio fue su esposa Silvia Carolina Obregón… de no ser por ella no habría libretos, vestuarios, horarios de ensayo y un cierto orden que entre artistas siempre se traduce a caos.
No me extraña que a nuestra productora, Lorna Stewart, se le parara el pelo por la velocidad con la que tomó forma el proyecto y la inminencia del evento. Ni yo lo puedo creer, estrenamos mañana. Claro, hay que anotar que si existe una obra que cuente con alianzas estratégicas es ésta. Muchos amigos, empezando por mi socio Luis Escobar, y hasta mi papá, nos echaron una buena mano organizativa… el programa de mano es prolijo en donantes: fundaciones como la Monteforte Toledo o G&T Continental, Casa Santo Domingo, el IGA, La Universidad del Valle y el Ministerio de Cultura. Galerías como Carlos Woods, Arthis, las Damas del Club Rotario Guatemala Sur o Casa y Estilo. Colectivos como Hecho en Guatemala o La Torana y nuestros amigos de toda la vida: La Altuna o los editores sobre la obra de María Elena de Lamport, son solo algunos de los nombres que fortalecen nuestro trabajo artístico, y que permitieron el proyecto más ambicioso que he llevado a escena. Un verdadero hormiguero en función de cumplir un objetivo. Llevar al escenario una obra de artistas consolidados como Shakespeare, Plauto, Pardo Bazán, Wilde, Moliere, Laparra. Vega, Schiller, García Lorca, Zorrilla y Édgar Allan Poe.

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