Su constante necesidad de formación llevó a Fátima Anzueto a Perú, y más adelante, a Rusia. En Guatemala, más allá de la ENAP, buscó en la universidad nuevos horizontes a los cuales aferrarse…
Su propuesta está emparentada con los movimientos Op art: a partir de una toma general fotográfica, Anzueto recorta un fragmento seleccionado y recompone la imagen buscando una concordia visual, en la que el patrón se repite creando una nueva visión. Ésta, armónicamente compuesta, crea una ilusión óptica vibrante e independiente —similar a las imágenes multiplicadas de los caleidoscopios— que condiciona su lectura y que invita a adentrarse en ella inevitablemente, debido al flujo que producen las retículas que unen cada segmento. Al basarse en un principio que ya conoce bien y luego de una investigación, encontró una analogía para el desarrollo de su trabajo.
Se trata de los óculos que se practicaban en los muros de las fortalezas para espiar hacia la calle. Invirtiendo el principio, es el público el que se ve impulsado a espiar por los puntos de fuga que convergen siempre hacia el centro.
Alejandro Anzueto acaba de tener una notoria exposición fotográfica en Casa Santo Domingo. En este caso se inclinó por la intervención de un objeto —crucifijo—, el cual decoró con vibrantes colores fluorescentes. Y si se ha de pensar en la alusión del Pop Art, también hay que listar en esos contenidos a Christian Cojulún, José Colaj, Abel López, Carlos Pérez, Éver Rodas, Carlos Fitzgerald y Marco Tulio Roquel, quienes, como Anzueto, se apropian de una imagen y la intervienen para obtener los resultados diversos de acuerdo con la realidad de cada autor.
Me agradó encontrarme, entre los seleccionados, a dos de las artistas de hecho en Guatemala, Patricia de Valladares y Pina Pinetta. Ambas autoras, como todo el colectivo al que pertenecen, salieron hace buen tiempo de su punto de comodidad, para empezar a aportar elementos al medio pictórico guatemalteco. Ello, a pesar de la oposición misógina del ámbito. Además de ser líderes positivas dentro del campo de la gestión cultural, ambas pintoras son poseedoras de iconografías y paletas particulares. Como grabadoras también han encontrado eco y material para proponer.
El rubro de artistas invitados se sustenta por obra que pasa por otro tipo de curaduría fuera de concurso. En este caso es el plato fuerte, en cuanto a que la selección se nutre con trabajos de artistas consagrados por la historia y el mercado extranjero. La colección, se nota, fue realizada con una clara conciencia y entendimiento.
Entre la obra de fallecidos hay que destacar el proyecto para el Banco de Guatemala, de Carlos Mérida; Arriba, de Dagoberto Vásquez, y sin título, de Robert Von Zimmerman.
Zimmerman, al igual que los mencionados, fue una de las figuras sobresalientes de Juannio durante la década de 1960. Murió trágicamente hacia 1978, luego de haber producido basándose en referentes locales y extranjeros. Cuarenta y cinco años de una entidad pro guatemaltecos y su dimensión en la sociedad. En apenas cinco años será inscrita como Patrimonio Nacional, y hasta las autoridades tendrán la obligación de protegerla.
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