Ya son doce festivales del Centro Histórico. No hay duda; el esfuerzo de sus organizadores ha desembocado en algo muy claro y contundente: en él hay arte para todos y para rematar, de calidad incuestionable.
Entre el 13 y el 23 de agosto, el mes de la Virgen Patrona de la Ciudad, se enraizó un festival que exalta el rescate de su Centro Histórico y la capacidad mágica que éste posee para convocar y atraer a los capitalinos. Es el corazón de un centro urbano que se negó a morir y que hoy late con una fuerza cultural que no conoció en el pasado. Hoy el kilómetro cero y sus alrededores, es de los jóvenes y el punto que da vida al mismo ya no es el Palacio Nacional si no el Centro Cultural Metropolitano (Antiguo Palacio de Correos). En otras palabras, la zona uno está más viva que nunca.
Un lujoso catálogo da fe de lo señalado. Este, enriquecido por diversas firmas, es un registro que servirá de reclamo a las futuras administraciones ediles si no cumplen con su misión de protegerlo y hacerlo crecer. El programa lo abrió la Orquesta Sinfónica Juvenil Municipal, que a su vez se derivo de la exitosa Escuela Municipal de música (2006). Ver ésta reunión de jóvenes, de todos los estratos, compartiendo talento es inspirador. Hay un futuro para Guatemala.
La UP ha acogido a diversos grupos teatrales que han propuesto desde sus diferentes perspectivas. Algunas de las funciones han contado con la sala llena a más de un setenta y cinco de su capacidad. El sueño de las compañías hecho realidad gracias a la seguridad que se respira en el área y a la reputación de la institución anfitriona.
En lo concerniente a lo visual entre otras actividades, los maestros de la Escuela Municipal se decidieron y organizaron su muestra colectiva. Once artistas de distintas edades, que se han volcado con la energía de un titán, a formar una generación de artistas. Una burla, un juego, una crítica en tono de broma fue el acicate para adentrarse e indagar en los hábitos y las formas de relación más enraizadas en nuestra cultura. El TEG, con su misión educativa y David Pérez (de la Escuela Municipal de Arte) complementaron la visión plástica dentro del edificio que lució con distintas propuestas.
Y de la ¿Feria del libro? Bueno, pues quedó enmarcada dentro de esta multitudinaria gestión de visión más ordenada. En el parque central (ese lugar en donde se dieron la mano con ilusión nuestros abuelos y se enamoraron nuestros padres), se pueden localizar desde novedades editoriales hasta joyas perdidas en el tiempo. Con desidia espera que alguien, tal vez un nuevo Luis Luján Muñoz, las encuentre y las lleve a su biblioteca.
El espacio se hizo pequeño. Entre lo que se puede visitar, en Casa Mima, está Pendientes de un Hilo. La muestra más reciente del ceramista Rigoberto Castañeda. No se la pierda. Busque su catálogo en el Centro Cultural Metropolitano.
Entre el 13 y el 23 de agosto, el mes de la Virgen Patrona de la Ciudad, se enraizó un festival que exalta el rescate de su Centro Histórico y la capacidad mágica que éste posee para convocar y atraer a los capitalinos. Es el corazón de un centro urbano que se negó a morir y que hoy late con una fuerza cultural que no conoció en el pasado. Hoy el kilómetro cero y sus alrededores, es de los jóvenes y el punto que da vida al mismo ya no es el Palacio Nacional si no el Centro Cultural Metropolitano (Antiguo Palacio de Correos). En otras palabras, la zona uno está más viva que nunca.
Un lujoso catálogo da fe de lo señalado. Este, enriquecido por diversas firmas, es un registro que servirá de reclamo a las futuras administraciones ediles si no cumplen con su misión de protegerlo y hacerlo crecer. El programa lo abrió la Orquesta Sinfónica Juvenil Municipal, que a su vez se derivo de la exitosa Escuela Municipal de música (2006). Ver ésta reunión de jóvenes, de todos los estratos, compartiendo talento es inspirador. Hay un futuro para Guatemala.
La UP ha acogido a diversos grupos teatrales que han propuesto desde sus diferentes perspectivas. Algunas de las funciones han contado con la sala llena a más de un setenta y cinco de su capacidad. El sueño de las compañías hecho realidad gracias a la seguridad que se respira en el área y a la reputación de la institución anfitriona.
En lo concerniente a lo visual entre otras actividades, los maestros de la Escuela Municipal se decidieron y organizaron su muestra colectiva. Once artistas de distintas edades, que se han volcado con la energía de un titán, a formar una generación de artistas. Una burla, un juego, una crítica en tono de broma fue el acicate para adentrarse e indagar en los hábitos y las formas de relación más enraizadas en nuestra cultura. El TEG, con su misión educativa y David Pérez (de la Escuela Municipal de Arte) complementaron la visión plástica dentro del edificio que lució con distintas propuestas.
Y de la ¿Feria del libro? Bueno, pues quedó enmarcada dentro de esta multitudinaria gestión de visión más ordenada. En el parque central (ese lugar en donde se dieron la mano con ilusión nuestros abuelos y se enamoraron nuestros padres), se pueden localizar desde novedades editoriales hasta joyas perdidas en el tiempo. Con desidia espera que alguien, tal vez un nuevo Luis Luján Muñoz, las encuentre y las lleve a su biblioteca.
El espacio se hizo pequeño. Entre lo que se puede visitar, en Casa Mima, está Pendientes de un Hilo. La muestra más reciente del ceramista Rigoberto Castañeda. No se la pierda. Busque su catálogo en el Centro Cultural Metropolitano.
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