Han pasado varios lustros desde que Alma Monsanto, en 1982, inaugurara su academia de teatro musical.
Desde aquel momento dedicó su vida a la formación de niños, adolescentes y adultos de mediana y la tercera edad, heredándoles a todos un oficio que con el tiempo se convirtió en arte. Toda su cosecha dio semillas que han volado a otras tierras fértiles y hoy son profesionales del teatro, de cine, canto o danza.
Recientemente llegó a tener tantos estudiantes que incluso ensayó obras con hasta tres elencos diferentes (reto muy difícil de lograr). Su amor por lo que hacía, aunado a su incesante inquietud por el rigor disciplinario, programó a sus artistas para responder a los distintos retos que han impuesto otros directores tanto en Guatemala como afuera de ella. Año tras año propuso figuras que hoy son parte de la historia del teatro reciente de Guatemala.
Entre su extensa hoja de vida profesional hay que anotar la enorme cantidad de libretos y composiciones musicales que creó. En este sentido no solo se interesó por la cultura internacional, también se centró en crear obras en las que lo guatemalteco tomaba un protagonismo singular. Buen ejemplo de ello son la Flor del café y Bimba y Daisy y los piratas del Golfo Dulce, ambas, con referentes históricos que educaban a su vez a los niños y a uno que otro adulto. El año pasado obtuvo, luego de un proceso académico, su Licenciatura en Arte Dramático, con la especialidad de dramaturgia otorgada por la Escuela Superior de Artes de la Universidad de San Carlos de Guatemala. A esta distinción se suman las medallas Marta Bolaños de Prado, premios del Patronato de Bellas Artes y la medalla de Artista Distinguida que otorga todos los años Eugenia Gordillo. También cuenta en su currícula el haber sido una de las pioneras de la televisión nacional.
En cuanto al teatro no musical siempre supo atraer figuras de gran peso para que dirigieran a sus elencos e impartieran cursos específicos de teatro avanzado. Entre los más importantes están Consuelo Miranda. Ricardo Mendizábal y Guillermo Ramírez Valenzuela, entre otros.
Pues todo principio tiene un final y Alma decidió retirarse de Artestudio Kodaly, la entidad que con tanta energía mantuviera a flote a lo largo de todo este tiempo. La noticia sí sorprende, ya que nadie se esperaba su decisión. Aunque no se retira de las tablas, porque va a seguir dirigiendo y actuando cuando se soliciten sus servicios profesionales, sí se notará su ausencia ya que Alma solo hay una —menos mal porque cuando se propone algo es capaz de cambiar de latitud un continente—.
Por lo anotado, su academia tomará otro rumbo en las manos, en la visión de Andrea Casado. Esta joven artista, formada por la Monsanto, canta, baila y actúa. Tres virtudes difíciles de encontrar en un solo artífice. Casado, además de ser hija y nieta de artistas, ya ha desarrollado una sólida carrera que le da la experiencia suficiente para asumir la responsabilidad
lunes, 8 de febrero de 2010
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