Para que una institución de la naturaleza de la Escuela Nacional de Artes Plásticas pueda seguir vigente se hacen necesarios cambios cíclicos. Estos, aunados a una continua revaluación de procedimientos, incluyen una revisión de su personal docente y, como no, también de la cabeza de la institución. Puestos que, sin lugar a dudas, no son vitalicios.
El ex director Sergio López debe ser considerado como positivo en la historia de la transición de la entidad. Se le debe agradecer el tiempo dedicado durante la tensa crisis que se dio con los personeros salientes del Ministerio de Cultura, a principios del siglo XXI. Su papel como mediador fue primordial y consecuente con las circunstancias de aquel oscuro momento.
El nuevo director, Leonel del Cid, debe ser recibido con alegría, por la energía con que entró en el 2010. Además de ser un artista significativo en la historia del arte del país, fue el último de la entidad que se conoció como la Casa de la Moneda de Guatemala —acción que lo emparenta con un listado de celebridades que arranca en el período colonial—, ha sido un artista con mucha actividad dentro del campo de las artes visuales. A ello se suma la labor desarrollada como maestro en espacios de privilegio como Casa Santo Domingo.
Sin embargo y más allá del nuevo claustro que Del Cid ha sabido atraer a la escuela, para fortalecer al existente, lo importante en aquella casa de estudios son sus educandos. Jóvenes, en su gran mayoría, que saben tempranamente hacia dónde dirigir sus pasos.
Esto no solo les hace especiales, ya que en el país hay un gran vacío respecto de la orientación vocacional del estudiantado de educación media. Les da fortaleza, porque se han decidido por el camino de la sensibilidad y el conocimiento de una cultura global. No hay que olvidarse de que de la ENAP se graduaron muchos de los nombres significativos de la cultura guatemalteca del siglo pasado y el presente.
Es muy grato, por ejemplo, encontrarse a Benvenuto Chavajay dando clases donde no hace mucho fue estudiante. Este artista, al cual pongo como único ejemplo, se ha convertido en una de las cabezas del movimiento conceptual guatemalteco y su obra se localiza ya en entidades como el Museo de Arte y Diseño de Costa Rica, el Museo de Gráfica de la Ciudad de Fuendetodos, Zaragoza, España, y una de las principales colecciones de Gráfica de la Península Ibérica, entre muchos otros. Ver cómo otros artistas, al igual que Chavajay, han evolucionado alcanzando el estatus que merecen hace que valga la pena apuntalar a la ENAP.
P.D. Falleció Elena Paz y Paz de Hurtado: familia artística de Guatemala está de luto por la muerte de esta artista. Su trabajo más visible se exhibió en subastas como la rotaria y Juannio. El año pasado tuvo una importante y comentada retrospectiva en la galería Lucía Gómez, en la que se pudo apreciar su rango artístico en la pintura al óleo y apreciar muchas de sus producciones. Un sentido pésame a su familia.
lunes, 22 de febrero de 2010
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