lunes, 10 de marzo de 2008
Josefina Alonso de Rodríguez (II parte)
El lunes 4 de febrero, al leer mi columna sobre Josefina Alonso de Rodríguez, caí en cuenta en algunos errores históricos cometidos por mí al levantar el texto y que me llevaron a asumir conceptos equivocados.
Dos días después, para alivio de mi conciencia, me llegó una carta del licenciado Horacio Rodríguez que corregía mi falta de acuciosidad. Misiva que aprovecho para compartir con mis lectores y los amigos de doña Josefina que sienten su ausencia. De la nota omito, únicamente, la cálida introducción y un personal párrafo interior.
“…me permito rogarle, muy respetuosamente, se sirva permitirme aclarar un aspecto de su hermoso artículo y es el que se refiere a que Josefina vino a Guatemala, "escapando del régimen comunista" de Cuba y que tuvo en Guatemala un "estatus de inmigrante", todo lo cual no es cierto, pues ella vino conmigo a Guatemala en la culminación de una hermosa historia de amor que se inició cuando ella y sus compañeros de la Universidad de La Habana lograron reunir en Cuba una ayuda para aliviar la situación que se había creado en Guatemala como consecuencia del temporal de 1949.
Yo, en compañía de otros estudiantes de Derecho de la Universidad de San Carlos, visitamos al doctor Juan José Arévalo, presidente de la República, y le solicitamos su ayuda para viajar a Cuba, en un gesto de agradecimiento a los universitarios cubanos, por la ayuda que recaudaron y que trajeron a Guatemala en un avión cubano.
El doctor Arévalo nos otorgó la ayuda que le solicitamos permitiéndonos viajar en un avión de la Fuerza Aérea y así viajamos a Cuba una treintena de estudiantes de Derecho, uno de Ingeniería, uno de Medicina y uno de Odontología, todos ellos después, distinguidos profesionales.
En el aeropuerto de La Habana nos recibieron los estudiantes que habían venido a Guatemala, en el avión que trajo la ayuda, y Josefina, quien colaboró en la recolección de la ayuda pero a quien sus padres no autorizaron para venir a Guatemala con sus compañeros.
Los compañeros cubanos nos presentaron a ambos y en ese momento se inició entre nosotros una linda historia de amor que culminó en un noviazgo que duró más de un año, al final del cual ella vino a conocer a mi familia y posteriormente yo fui a Cuba nuevamente y nos casamos por la Iglesia. Durante nuestro matrimonio fuimos bendecidos con tres maravillosos hijos y once, también maravillosos, nietos.
(…) Esta nota significa mucho para mí, puesto que considero mi deber, además de agradecerle a usted sus conceptos, dejar claro cual fue la única y hermosa razón de su llegada a Guatemala, y que el amor de Josefina hacia Guatemala, que inspiró sus obras, sus enseñanzas en los Colegios y Universidades del país y las numerosas y grandes relaciones que mantuvo siempre con artistas, escritores, historia-dores, estudiantes, profesionales, institu- ciones, periodistas y, en general, con todo lo que representó y representa en Guatemala, lo mas noble y creativo, la llevó, tan pronto pudo llenar los requisitos correspondientes, a solicitar y obtener la nacionalidad guatemalteca, honor que siempre llevó con dignidad”. (Continúa).
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