lunes, 14 de abril de 2008

MANUEL CORLETO

De nuevo y en menos de quince días, me toca escribir otra nota sobre un artista fallecido: Manuel Corleto.

Investigando contenidos sobre su vida y obra encontré un documento proveniente de una conversación entre él y Edward Waters: “Nací en ese lugar –Escuintla- porque mi padre trabajaba para una compañía que encontraba agua y abría pozos. Pasé los primeros siete años de mi vida en lugares completamente áridos y sin agua, porque el trabajo de él era precisamente encontrar el agua. Eso de alguna manera siempre ha marcado mi vida en el sentido de que la primera memoria que tengo es del mar, de la playa, del sol, del calor, del trópico, en fin.” Si se ha de pensar de una manera poética, esa primera evocación fue la última con la que también cerró su ciclo de vida.

Mayro de León me sugirió una idea que me dejó pensativo. Me dijo que su muerte lo definía como un verdadero héroe y que estos eran aquellos que arriesgaban su integridad por salvar otras vidas. Eso fue precisamente lo que Manuel Corleto hizo y más. Le salvó la vida a su hijo y con eso se convirtió en padre dos veces ¿Qué mejor memoria que pensar que nuestro papá nos pueda regalar una segunda oportunidad de vivir y seguir creciendo para ser mejores cada día? El trabajo del hombre, en esta tierra, está constituido precisamente por misiones.

Su carrera creativa estuvo marcada por múltiples inquietudes. Las artes visuales le llevaron tempranamente a la Escuela Nacional de Artes Plásticas (no encontré registros) y a la Universidad Popular. En este último lugar sintió el llamado de las tablas y afianzó, según los pensamientos que él expresaba, su amor por la literatura. El resto lo llevó de la mano a maestros que marcaron su vida teatral para siempre. Entre ellos Manuel José Arce, Hugo Carrillo y el hermano de éste, Raúl Carrillo.

Como dramaturgo se adjudicó cuatro premios en los Juegos Florales de Quetzaltenango entre 1969 y 1972. Hazaña que lo convirtió en “Maestre” de esas contiendas junto con Víctor Hugo Cruz, Rubén Nájera, William Lemus, Julio Díaz Escamilla y Carlos Véliz (de El Salvador) que son los únicos que han conseguido hacerse del premio esa cantidad de ocasiones. Si se toma en cuenta que comenzó a escribir en 1963 y que además de lo ya listado también ganó múltiples certámenes dentro y fuera de las fronteras de Guatemala, se puede colegir su importancia para la historia. Imposible listar su producción en un espacio de esta naturaleza. Entre sus éxitos más recientes cuenta el “Ejercicio de Teatro Continuo” basado en el trama “Indio, Patria y Libertad” de José Martí, realizado a finales del siglo pasado.

Polémico. Amado y odiado. Admirado y envidiado. Manuel Corleto es uno de esos personajes difíciles de olvidar porque marcó, con su estilo personal, a varios artistas que hoy podrían visualizarse como producto de su escuela y tesón. No fue sorprendente ver que en ese último trance hubiera tantas personas acompañando a Patricia Orantes (su viuda) y a sus siete hijos. Descanse en paz.

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