lunes, 13 de octubre de 2008

Tierra de Leyenda

En el Instituto Guatemalteco Americano se está presentando una obra teatral de carácter costumbrista.
La recomendación de la propuesta viene de la mano del nombre de su autor y director, Ricardo Martínez, y el elenco artístico y técnico que lo acompaña. El programa celebra, además, los meritorios 20 años del grupo Diez Junior.
Para dar orden a las ideas del párrafo anterior hay que arrancar esbozando un perfil de Martínez, su labor en el campo de las artes y la manera como enlaza sus habilidades creativas. Como pintor, pertenece a la generación del ochenta (el grupo MADERA), cuya expresión refleja un sentimiento especial hacia el color y distintos tipos de formas humanoides, antropomorfas o abstractas, plasmadas sobre tela. Experiencia que el autor ha sabido trasladar a todas sus escenografías. En el caso de Tierra de Leyenda, la trama se desarrolla dentro de una pintura del desaparecido artista Roberto González Goyri.
En el campo de la gestión y promoción siempre ha brillado como coprotagonista en la conservación del patrimonio cultural de la nación. A partir de su posición en el Banco de Guatemala, a la par de la visión y buena voluntad de sus colegas también sensibles al tema, la entidad se ha convertido en adalid en el rescate de nuestros valores artísticos en distintas áreas. Esta es otra coincidencia que se refleja tanto en la escenografía ya sugerida como en la temática del play. Es, entonces, desde las leyendas básicas que cohabitan en nuestra idiosincrasia, que Martínez propone un trabajo en que lo cotidiano y lo popular se mezclan con el misterio contenido en las historias de la Llorona, la Ciguanaba, el Sombrerón y los aparecidos, entre otras leyendas.
Con letras originales y musicalización también compuesta para la ocasión, la obra se ve fortalecida por la utilización de recursos y efectos que le dan un aire contemporáneo. Entre ellos, el que aporta el cortometraje “la leyenda del ayudante inesperado”, en blanco y negro, que corre y se resuelve en buenos términos. La narración la ejecuta nada menos que el historiador Héctor Gaitán y entre los créditos destaca una de las celebridades de la televisión nacional, el actor Tito Rivera.
El elenco lo encabezan artistas de primer orden como Bitty Herrera, Mario Roberto Galdámez, Sonia Marcos (quien además se hizo cargo de las coreografías) y Sergio Paz. Los cuatro con personajes muy bien estructurados en los que se dejan ver componentes de escuelas teatrales fundamentadas en el conocimiento de recursos formales aplicados a una amplia experiencia escénica. A ellos se suma, con buen pie, Brenda Santizo (quien se luce como eficiente comparsa en su desempeño con Herrera y Marcos). Debuta con ellos Roxana Morales.
Si bien la obra está sugerida en horarios para niños, en realidad ha de pensarse en ella como una propuesta para todo público. El esfuerzo de producir un trabajo nuevo, respaldado por tanto talento y con componentes únicos (en los que incluso cabe una pintura gigante en la que conviven títeres y humanos) no se ve en la escena guatemalteca muy a menudo.

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