Se fue un miembro querido de nuestra comunidad teatral. Su muerte, envidiable. Falleció en santa paz de Dios mientras dormía y probablemente, ni se dio cuenta.
En esto fue todo lo contrario a su senda creativa siempre tan llena de vida. José Alfredo era inquieto y activo ya que incursionó en varios géneros y supo sobresalir con talento en distintos campos de la creación individual y colectiva.
Su carrera se inició en 1983 con el musical Hello Dolly. Allí, bajo la dirección Alma Monsanto, nos conocimos y desarrollamos una amistad que se iría entrecruzando personal y profesionalmente a lo largo de nuestras actividad artística. Chang participó en más de cincuenta producciones y su necesidad de expresión le llevó a transitar en los campos de la coreografía, dramaturgia, diseño de vestuario y la exploración de medios experimentales en el escenario.
Entre sus libretos más conocidos destacan Sobre Cascaritas y Cascarones, Sucedió en la Posada de la Estrella, De A a B… Percepciones sobra la vida y Un alto en el Portal de las Cien Puertas, trabajo que escribimos juntos a petición de Consuelo Miranda y que tenía como objetivo un homenaje a Miguel Ángel Asturias y César Brañas… Hay una anécdota y una coincidencia. Esta producción se presentó en el Paraninfo Universitario y una de las obras de Brañas requería campanadas. Alguien de la vieja guardia nos dijo que no se nos ocurriera llevar una campana al escenario y menos con un trabajo que trataba sobre muertos y aparecidos. Por supuesto quién le iba a decir que no a doña Consuelo. Más de alguno de los actores (el chino y yo entre ellos) vimos al hombre que miraba la obra desde el balcón derecho del desaparecido escenario del Paraninfo Universitario. Ahora que volvimos a poner algo de Brañas en escena, es increíble pensar que el estreno de Amor, odios y otras traiciones fue para hacerle un homenaje póstumo a nuestro amigo.
En sus coreografías también están, entre otras no documentadas, las que creó para el montaje de Yerma de Federico García Lorca. Sus logros fueron muchos y entre ellos se lista el premio Opus que alcanzó con el diseño del vestuario de José El Soñador. Trabajo, punto a parte, que se salía del común denominador de lo que se hacía en aquel momento y que brillaba con luz propia por el colorido psicodélico que insufló al montaje. También obtendría la Medalla Millenium por su desempeño escénico.
Malvados, tiernos, mordaces, incisivos, cálidos o cómicos. El abanico de personajes por los que transitó no sólo nos recuerda a un versátil actor ya desaparecido. Nos traen a la memoria al compañero cuya ausencia estamos llorando hoy. En fin, al elemento que siempre crítico sumaba valores a lo que hacíamos.
Tres espacios lo extrañaran especialmente. Artestudio Kodaly, La Escuela Superior de Artes de la Universidad de San Carlos (en donde daba clases y a cuya primera generación pertenecía) y el elenco del Juan Tenorio en donde desempeñaba el papel del Escultor. Descansa en paz, querido amigo.
En esto fue todo lo contrario a su senda creativa siempre tan llena de vida. José Alfredo era inquieto y activo ya que incursionó en varios géneros y supo sobresalir con talento en distintos campos de la creación individual y colectiva.
Su carrera se inició en 1983 con el musical Hello Dolly. Allí, bajo la dirección Alma Monsanto, nos conocimos y desarrollamos una amistad que se iría entrecruzando personal y profesionalmente a lo largo de nuestras actividad artística. Chang participó en más de cincuenta producciones y su necesidad de expresión le llevó a transitar en los campos de la coreografía, dramaturgia, diseño de vestuario y la exploración de medios experimentales en el escenario.
Entre sus libretos más conocidos destacan Sobre Cascaritas y Cascarones, Sucedió en la Posada de la Estrella, De A a B… Percepciones sobra la vida y Un alto en el Portal de las Cien Puertas, trabajo que escribimos juntos a petición de Consuelo Miranda y que tenía como objetivo un homenaje a Miguel Ángel Asturias y César Brañas… Hay una anécdota y una coincidencia. Esta producción se presentó en el Paraninfo Universitario y una de las obras de Brañas requería campanadas. Alguien de la vieja guardia nos dijo que no se nos ocurriera llevar una campana al escenario y menos con un trabajo que trataba sobre muertos y aparecidos. Por supuesto quién le iba a decir que no a doña Consuelo. Más de alguno de los actores (el chino y yo entre ellos) vimos al hombre que miraba la obra desde el balcón derecho del desaparecido escenario del Paraninfo Universitario. Ahora que volvimos a poner algo de Brañas en escena, es increíble pensar que el estreno de Amor, odios y otras traiciones fue para hacerle un homenaje póstumo a nuestro amigo.
En sus coreografías también están, entre otras no documentadas, las que creó para el montaje de Yerma de Federico García Lorca. Sus logros fueron muchos y entre ellos se lista el premio Opus que alcanzó con el diseño del vestuario de José El Soñador. Trabajo, punto a parte, que se salía del común denominador de lo que se hacía en aquel momento y que brillaba con luz propia por el colorido psicodélico que insufló al montaje. También obtendría la Medalla Millenium por su desempeño escénico.
Malvados, tiernos, mordaces, incisivos, cálidos o cómicos. El abanico de personajes por los que transitó no sólo nos recuerda a un versátil actor ya desaparecido. Nos traen a la memoria al compañero cuya ausencia estamos llorando hoy. En fin, al elemento que siempre crítico sumaba valores a lo que hacíamos.
Tres espacios lo extrañaran especialmente. Artestudio Kodaly, La Escuela Superior de Artes de la Universidad de San Carlos (en donde daba clases y a cuya primera generación pertenecía) y el elenco del Juan Tenorio en donde desempeñaba el papel del Escultor. Descansa en paz, querido amigo.
1 comentario:
No puedo creer que el Chinito ya no este! Estudie con el en la URL y siempre lo recuerdo con especial carinno. De hecho, esta madrugada de insomnio y recuerdos, puse su nombre en Google, con la esperanza de encontrar su email... Y descubro esta
triste noticia. Tenia apenas 45 annos y un mundo de talento que compartir... Me he quedado sin palabras!
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