lunes, 12 de octubre de 2009

Fiestas y Tasso Hadjidodou

De las “Fiestas de Octubre” sólo puedo agregar que toda publicidad es buena.
Hasta la poco solidaria. Las actividades que las conforman son diversas y no están concentradas en la capital, son gratuitas y cuentan con muchos de los artistas más sobresalientes del país. Ello sin contar con la presencia de los invitados extranjeros. El arte educa, entretiene y nos hace mejores.

Hablar de Tasso Hadjidodou se convierte en un predicamento. Esto porque es injusto sólo detallar su notoriedad a partir de una impersonal hoja de vida –que no cabría en un solo libro de dimensiones normales- y porque su protagonismo en la vida cultural del país es tan imponente que una semblanza se queda corta. Si por un lado pesa su currícula por el otro sobresale su vital humanidad. La primera ha sido indispensable en muchos sentidos para Guatemala -que lo reclama como suyo- y la segunda, básica para brindar tinte especial a la primera. Repito, un verdadero predicamento.
Pienso que una de las cualidades más apreciadas es la manera como ha sabido fluir en la vida. Pareciera que sus intereses no tienen límite y que ello le ha llevado a no hacerse cargo de una temporalidad mental. Si se le extrajera el cerebro en un laboratorio para su estudio, los científicos se encontrarían con una materia gris joven y muy activa.
Belga de nacimiento pero con sangre griega en las venas. De allí, quizás, proviene su necesidad de lo estético, su casamiento con el saber y el entendimiento absoluto de lo pluricultural. Diplomático, con una carrera impecable tras de sí. Para cada grupo con el que ha colaborado su presencia ha sido vital. Para el universo de las artes, también. Él es un eslabón, muy sólido por cierto, que une lo presente con el pasado. Ha logrado mantener contacto firme con artistas de varias generaciones y disciplinas y ya en la literatura, en las artes visuales, escénicas o en la música, ha sido fundamental por haber acompañado con gentileza el desarrollo de las carreras de creadores consolidados y emergentes.
Disciplinado lector y enconado estudioso. Tasso ha dicho en el pasado que logró borrar de su mente los verbos detestar y aburrir debido a que siempre tiene que hacer. Esto lleva a pensar en el hombre curioso que se ha adentrado en la pluriculturidad nacional a partir de su estudio e intercambio constante. Una de las cosas que hace de Tasso un ser querido es la manera como suele involucrarse con las comunidades del interior. Estoy convencido que las conoce todas y que no hay un solo lugar en donde no lo aprecien.
Sabio, benemérito, multilingüe, dicharachero y anecdótico, entre un largo listado más de virtudes –o defectos, dependiendo de cómo se quiera ver- el homenaje de IGA se suma a una larga vida llena de siembras y cosechas. Su cercanía con el IGA y el papel que él hace dentro del universo cultural de la institución, le confieren el estatus de notable.

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