lunes, 19 de octubre de 2009

¡Urgente!

Desde hace unas semanas y hasta este viernes, ADESCA ha solicitado a todos los creadores guatemaltecos que se registren para integrar el primer directorio nacional de artistas.
En éste caben todos, no importa la rama o corriente por la que transiten. Los datos que se solicitan son los siguientes: Nombres y apellidos, dirección física y electrónica (si la tiene) y su especialidad artística. La información debe mandarse a la dirección artistasguatemaltecos@gmail.com.

RESCATE PARA LA POSTERIDAD EN CASA SANTO DOMINGO. Esa es quizás una de las misiones más visibles que se han impuesto en Casa Santo Domingo y las entidades que trabajan en alianza estratégica con ellos. De entre las múltiples actividades que Mosaico Cultural ha emprendido destacan sus exposiciones retrospectivas. Esto porque llenan un espacio relevante en cuanto a la documentación y valoración de talentos que, por una u otra razón, han quedado en el limbo.

Si estos autores fueron tan importantes ¿por qué son tan poco conocidos? Al igual que con los representantes de otras disciplinas, los trabajos que los mencionan o están dispersos en bibliotecas demasiado especializadas o no han sido captados con el debido interés en los documentos publicados recientemente. Hay que recordar que el escenario artístico siempre ha sido tratado con desidia. El ejercicio de registro inmediato no posee la acuciosidad correspondiente y el sistema educativo particular y oficial tiende a formar jóvenes muy limitados en cuanto a su capacidad de investigación y proyección de ideas.

La presente retrospectiva reúne a cuatro autores que aportaron mucho a la plástica de su momento: Juan Antonio Franco (1920-1994), Arturo Martínez (1912-1956), Roberto Ossaye (1927-1954) y Max Saravia Gual (1919-1995). Todos fundamentales por la dimensión y su proyección entre otros artistas. Su trabajo, sin embargo, posee escasa representación en los museos del país que rara vez pueden orientar al visitante más allá de sus fichas técnicas.
Juan Antonio Franco, parte a México en 1943 para terminar de formarse en la Escuela de la Secretaría de Educación Pública. Allí entraría en contacto con el muralismo mexicano ya que fue ayudante de Rivera y más delante de Orozco. En Guatemala existen, por lo menos dos murales suyos. Uno en una casa particular y otro en la Escuela Municipal de Mixco. Arturo Martínez destaca como pintor y grabador. Manejó los estilos impresionistas y expresionistas así como lo figurativo-abstracto. La influencia que ejerció fue vital en la generación del sesenta. Alcanzó varias distinciones relacionadas al oficio, entre ellas que Marta Traba le organizara una muestra personal en París.

La corta vida de Roberto Ossaye no limitó el respeto a su creación entre el conglomerado artístico. Como alguno de los citados fue pintor y grabador. Su trabajo pasó rápidamente de lo académico al realismo social. Luego de su viaje a Nueva York, se adentró en el cubismo y el expresionismo, en dónde brindo sus mayores aportes. A su muerte dejó varios bocetos para murales que nunca llegaron a efectuarse. Max Saravia Gual, el artista que cierra el bloque, llegó a ser uno de los directores más queridos de la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Fue escultor, pintor y escenógrafo alcanzado méritos en cada una de las disciplinas. Figurativo, surrealista y cubista, conjugó los tres estilos en una obra peculiar y muy personal. Una de sus escenografías más logradas ha conseguido traspasar la barrera de lo efímero: la del Tren Amarillo.

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